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12 de diciembre de 2011

It´s a wonderful life! (o como un verraco en un melonar)

"¡Qué bello es vivir!"... esa película que Navidad tras Navidad me hace saltar las lágrimas. Y ese título tan contundente... "¡La vida es maravillosa!".

Y realmente lo es... no continuamente porque en ese caso haría falta que sucediera algo super-maravilloso para que destacara sobre la rutinaria maravilla.

Realmente, pretendía escribir sobre el 1er Abierto del Poble Nou (en Barcelona), en el que participé este pasado fin de semana. Si es que tengo una facilidad para dispersarme... ¿Qué estaba diciendo? Ah sí, lo del torneo... A ello voy antes de irme de nuevo por las ramas o por el acebo.

Llegué el sábado a Poble Nou pasando por Hospitalet, más contenta que unas pascuas, pero ya preparada para una de mis típicas mañanas de sábado con unas cuantas partidas perdidas así para abrir boca. Aunque me acababan de decir que en la primera ronda me tocaría jugar con un debutante y aún conservaba la esperanza de que no me fuera tan mal después de todo. Pero uno de los dos se tuvo que equivocar: o bien el que me lo dijo o bien el señor Suizo este cuya inteligencia debe de ser tan prodigiosa que no hay mortal que lo entienda... porque el debutante resultó ser ¡Patxi Navarro!

Bueno, tan a gusto me senté yo en mesa dos... previendo que sería una de esas visitas relámpago a las primeras mesas que de cuando en cuando me depara el Suizo. Así que... a disfrutar que son 60 minutos. Pero... ¿cómo lo diría yo...? ¡Es que le gané a Patxi! No me lo creía... y lo mejor fue que me dijo que había jugado muy bien (Patxi, confiesa que en el fondo te halagó un montón que te ganara ¡gracias a tus enseñanzas! jajaja).

Pero no quedaría ahí la cosa... resulta que encadené otras tres victorias, ante María de Arcos, Riera y Alicia... y cada vez me lo creía menos (me pellizcaba y me pellizcaba, pero no había manera... iba a resultar que no era un sueño) al mismo tiempo que cada vez disfrutaba más (lo del verraco en un melonar es una versión light de la realidad). Ahí estaba yo, encaramada en lo alto de la clasificación, intentando averiguar qué me estaba deparando tal racha de buena fortuna (ayudada por algunos otros participantes, barajamos la posibilidad de que el encantamiento lo hubiera producido el Kitkat del desayuno, o mi cámara de fotos de la que se rumorea que ha traído suerte a los fotografiados antes del comienzo de algún torneo... precisamente esta vez que no me había traído mi trébol de cuatro hojas ni mi camiseta de "buena suerte"... en fin, que iba en plan kamikaze).

En esos momentos, Montse Sánchez me dijo: "pero no te olvides de que también estás teniendo suerte, porque si no puedes darte un batacazo": sabias palabras.

En quinta ronda me veo en mesa uno con Miguel Rivera (a la postre vencedor del torneo) que acaba ganándome por 17 puntos, pienso que por un pequeño lío que tuve al final contando las letras. Pero fue una partida muy disputada.

Lo que vino después solo puede tener una explicación: ¡nada, que los demás jugadores me habían cogido manía!... si no ¿cómo se explica que uno tras otro se me lanzaran a la yugular intentando arrebatarme mis preciados puntitos teresianos? Fue una confabulación en toda regla.

Después de Miguel, David; más tarde Manel y por último (de momento, claro) Neme: ¡toma, toma, toma y toma!

En la penúltima ronda andaba ya un poquillo tocada del ala, me toca jugar con quien terminó llevándose el premio como mejor debutante: Armand. Uf un respiro: por fin otra victoria. Chico, siento que no disfrutaras la partida pero francamente llevaba cuatro derrotas consecutivas y lo que me preocupaba era no sumar otra... en otra ocasión te cuento un par de chistes jajaja.

Última ronda... en esta ocasión el Suizo no se dignó a recurrir a su amigo el Rey de la Colina (King of Beverly Hills o algo por el estilo). De forma y manera que mi última contrincante resultó ser Montse Sánchez. Bueno bueno, no está tan mal... en la primera le gano al Patxi y en la décima a la Montse: no suena nada mal ejejjee. Es broma, Montse... pero estoy contenta, me conformo con que no te resultara fácil derrotarme.

Bueeeeeno, y eso fue todo... voy a proponer que los torneos consten de dieciséis rondas como hacen en Estados Unidos... es que cuando estoy empezando a cogerle el tranquillo siempre se acaban. Cada uno tiene su ritmo, ¡no hay derecho!

Que sí, que sí: ¡la vida es bella!

¡Felices Fiestas a todos! ¿Habéis visto qué decoración navideña tenemos en el blog? ¿A que es preciosa?

Y no se pierdan las artísticas fotos del torneo. Lo siento, pero estoy a la busca de un representante artístico y mientras tanto yo me lo guiso y yo me lo como.

11 de diciembre de 2011

1er Abierto del Poblenou: fotos

La supuesta "foto de la suerte" (tengo que cambiar de cámara ajajaj)


Los ex-debutantes de Málaga, Rick y Xavier


Cuando Teruteru le ganó ¡a Patxi! en primera ronda



Libre interpretación...







Graciela y Violeta recogiendo el premio especial del torneo

Armand, mejor debutante

Graciela, mejor sub 1800

María de Arcos, segunda clasificada

Miguel Rivera, recogiendo emocionado su premio como campeón del torneo

Montse y Flavia, empatadas con 176 puntos en la jugada más valiosa

1er Abierto del Poblenou: la no-crónica (en período de reflexión)

"El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para
continuar." (Winston Churchill)





¿Buena suerte o mala suerte?
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino, al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y cayó al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?