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11 de diciembre de 2011

1er Abierto del Poblenou: fotos

La supuesta "foto de la suerte" (tengo que cambiar de cámara ajajaj)


Los ex-debutantes de Málaga, Rick y Xavier


Cuando Teruteru le ganó ¡a Patxi! en primera ronda



Libre interpretación...







Graciela y Violeta recogiendo el premio especial del torneo

Armand, mejor debutante

Graciela, mejor sub 1800

María de Arcos, segunda clasificada

Miguel Rivera, recogiendo emocionado su premio como campeón del torneo

Montse y Flavia, empatadas con 176 puntos en la jugada más valiosa

1er Abierto del Poblenou: la no-crónica (en período de reflexión)

"El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para
continuar." (Winston Churchill)





¿Buena suerte o mala suerte?
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino, al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y cayó al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?