Sé que mis incontables fans habréis estado impacientes por leer mis impresiones... pero hasta los grandes del bloguerismo pasan por horas bajas. Ante todo quiero dar las gracias a los organizadores del torneo por invitarnos; y en especial a Santi, que se mojó (literalmente) y dedicó mucho tiempo para recogerme y llevarme al aeropuerto. Tampoco me olvido de Sergi Martínez, cuya ausencia el domingo me proporcionó una de las tres victorias del torneo... otra de ellas fue por BYE... en fin, que como habréis deducido realmente solo gané una partida.
En la primera jugué con Ivette, empecé poniendo dos scrabbles pero acabé perdiendo por 70 puntos... no estuvo demasiado mal. Las tres rondas siguientes fueron un desastre en cuanto a suerte con las letras... supongo que debería haber cambiado más veces.
La segunda, con Tavi, espero que fuera la partida más accidentada de mi historia, porque si hay algo peor casi prefiero retirarme ya... para empezar, se rompe uno de los caballetes de la mesa (al principio pensaba que se derrumbaba el edificio, o sea que fue poca cosa en realidad), al rato me doy cuenta de que el reloj no avanza... menos mal que había otro (con sus pilas y todo), y para rematar la faena Tavi desaparece de mi vista repentinamente (una simple rotura de pata de la silla: no hubo daños personales de importancia). Ah bueno, se me olvida decir que me ganó por casi 300 puntos.
Siguiente ronda con Montse Sánchez, que también me ganó pero sin sobresaltos por lo menos.
En cuarta ronda, ya medio deprimida, me encuentro con Lucía Macías en la mesa 15 (¡vaya frío que entra por esa puerta!)..., que me venció como bien vaticinó Santi (por cierto... cuando veas en mi futuro un accidente aéreo o similar, espero que me lo comuniques también).
Para la quinta ronda ya iba algo más que medio deprimida, así que los hados se compadecieron de mí y me llegó un regalo en forma de BYE (que, por cierto, no sé lo que significa, pero consiste en que cuando el número de jugadores es impar, uno se queda sin jugar y se le da por ganada la partida). El hacer de corre-mesas me sirvió para relajarme y ver las cosas de color de rosa... pero no rosa chicle ni bebé, sino de ese rosa un poco sucio... ya sabéis.
Por fin llegó "mi victoria" con Ernest.
En rondas 7 y 10 fui derrotada por David Gutiérrez, aunque las partidas estuvieron bastante igualadas.
En la 9 perdí con Santi por 6 puntillos, aunque él, que como veréis es único para animarme, me dijo que había jugado fatal conmigo.
Conclusiones personales, intransferibles y finales: ¡qué buena suerte tuve! gané dos partidas sin jugar... no me cayó ninguna mesa en los piés pudiendo fracturármelos... quedé la tercera por la cola en lugar de la última... parece que ni siquiera he pillado otra neumonía a pesar del frío y la lluvia... descubrí una nueva vocación: la de corre-mesas... y como gran primicia os adelanto ¡que perdí un kilo durante el torneo! Si alguien lo encuentra, agradecería que no me lo devolviera.
Y, por último, un consejo para futuros huéspedes del Hotel Torre Vermella: cuando entréis por primera vez en la habitación, ni se os ocurra tocar el botón de la calefacción, que os arriesgáis a estar congelados hasta las 7 de la mañana por haberla apagado en lugar de encendido.
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