No fue un torneo más (o en los mundos de Teruteru)

Por supuesto que nunca dos torneos serán iguales, ni si apuramos dos días en la vida de cualquiera. Pero si digo que este amistoso en Yecla no fue un torneo más es por varias razones.

Una de ellas es que reunió a 22 participantes... un 14 de agosto y en un lugar no especialmente atractivo en esta época (ya me entendéis... vamos, que no era precisamente Fuengirola jejeje).

Otra de las razones es que hubo dos jugadores que acudieron desde Madrid para volver en el mismo día. Dio la casualidad de que fueron además dos de los vencedores en el torneo (Ivette, primera clasificada y ganadora en la categoría A; y Miguel Ángel, que se llevó el premio en el grupo C).

Otra razón para que diga que este no fue un torneo más fue la emotividad en la entrega de premios: las dedicatorias de Miguel y Mariano (primero en el grupo B) y la emoción de Ivette. Parece que esta especial emotividad va a ser marca de la casa del Escrabelico, ya que en el Abierto de junio tuvimos un adelanto. Comienzo a sospechar que aquí hay gato encerrado: algún extraño ensalmo, o cualquier sustancia vertida en las bebidas...

En lo que concierne a "mi torneo", en primera ronda enfrentamiento con el "reaparecido" Miguel (que visto como terminó la partida, bien se podría haber quedado en casita jejeje). En realidad me ganó gracias a las musarañas, que me distrajeron de tal modo que llegamos al final con los relojes algo así como 13-2 minutos. Eso y el hecho de que los borrones que tenía en el papel me impidieron ver el bosque en forma de comodín que había en su atril. Resultado final: 539-468.

Mi segundo adversario fue Mariano Senestrari. En esta ocasión, me olvidé de las musarañas para hacerle una visita al pintoresco lugar llamado Babia. En la penúltima jugada, tras ponerme Mariano un scrabble inválido, coloqué tres letras y me quedé una... dejándole expedito el camino para que me colocara otro bonito scrabble y bien válido esta vez; creo que en esos momentos andaba yo recorriendo la calle principal del susodicho pueblo. 479-456.

Tercera ronda: mi viejo amigo Elcrápula y yo despachamos la partida en 11 ó 12 jugadas por cabeza (para mí que fue por el hambre que iba sintiendo el muchacho, ya que escuché en diversos momentos de la partida un extraño rugido que parecía provenir directamente de su abdomen). 417-411, gracias a un providencial "halón" que le lancé en última instancia.

La primera de la tarde me enfrentó a Mercedes. A punto estuve de impugnar la partida, cuando quedando 7 fichas en la bolsa compruebo que según mis cuentas hay 22 entre la bolsa y su atril. Menos mal que no lo hice, porque se habría desvelado mi secreto mejor guardado: que no conseguí aprobar las Matemáticas de 1º de EGB. Con tal cacao mental, empatadas a 439 y con siete fichas en mi atril y tres en el de ella... di por segura mi derrota. Pero parece que tampoco ella tenía muy claro lo que había en mi atril, y acabé ganando por 466 a 454.

Con Graciela jugué la quinta partida. Dicen que todo lo malo se pega, así que la pobre fue víctima del contagio de mi habitual empanada mental y jugamos lo más torpemente posible... por su parte cometiendo varios errores y por la mía no viendo un "tendría" que me chillaba desde el atril (se ve que aparte de la vista me falla también el oído) y empeñándome en poner tonterías tales como "tendiría" o "reditan". A pesar de todo, conseguí vencer por 534 a 389 (¿nos equivocaríamos sumando también? jajaja).

La última partida fue un "remake" de "Teruteru en el mundo de las maravillas"... de las maravillosas y fantásticas palabras que intenté colarle a Mónica aprovechándome de su acento italiano... la primera "garracea" y después "cagarreta" (ella misma reconoció que esa sonaba mejor). Mientras ella sumaba 154 puntos con cuatro palabras en castellano, yo acumulaba 36 con dos invenciones y una "carreta". Corramos un tupido velo, no sin antes desvelar el resultado final: 537-390.

Pero ¿a quién le importa por qué derroteros mentales andara yo perdida durante el torneo? (es una pregunta retórica: se ruega que nadie la responda). Lo que interesa sé muy bien que son otros detalles, como qué se comió, qué se bebió, quién y hasta qué hora salió por la noche... esa información aparecerá en la edición de pago de este blog.

Los rácanos que no queréis gastar os conformaréis con saber que los escrabelicos hicieron honor a su fama de buenos anfitriones, destrozando dietas seguidas religiosamente entre un torneo de Murcia y otro, provocando históricas resacas y agujetas musculares en más de uno no habituado a escalar empinadas calles.

Pero volveremos porque... ¡nos va la marcha!

Abrazos a anfitriones y participantes y ¡hasta pronto!